La iglesia parroquial, junto con la Casa de la Encomienda y el Antiguo Consistorio, conforman la llamada Plaza de la Iglesia o del Coso, la zona más antigua de la población y el lugar donde se recoge la historia de Socuéllamos. Su construcción de estilo gótico tardío con elementos renacentistas se sitúa en el siglo XVI.
Aunque existen referencias de una edificación anterior, los primeros datos documentales datan de 1478 y 1480 con las visitas de Uclés.
Fiel reflejo de la vida de sus gentes, el templo irá pasando por diversas reformas y ampliaciones en los momentos de esplendor de la Villa. Con la ayuda de particulares se construirán altares y capillas, y se realizarán reformas que llegarán hasta el siglo XX, cuando se reconstruya la torre perdida.
Es en el siglo XX cuando ha sufrido las modificaciones que podemos observar en nuestros días de una manera más llamativa. A principios del siglo, en el año 1903, a consecuencia del fuego que produjo un cohete disparado al término de la Salve, prendió el chapitel de su torre, quedando al descubierto; precisando una nueva techumbre, hecha de forma provisional, quedando muy deteriorada y perdiendo su airosa silueta.
La provisionalidad del tejado duró 53 años, hasta que en el 1956 se acometieron obras de restauración de la torre, terminando estas con la subida de 17 metros más, con remate de una torre similar a la arcaica, costeando toda la obra el matrimonio compuesto por don Alejandro Silvedt y doña Carmen Arias Sánchez-Maroto, matrimonio que también costeó más tarde, en el año 1970, las obras necesarias para abrir una nueva capilla en el lateral derecho, junto a la sacristía, que fue inaugurada y bendecida el 7 de febrero de 1971; por el señor obispo don Juan Hervás Bonet, en presencia de dos sacerdotes: don Jesús y don Fernando Palop, don Lorenzo Arroyo y don José Casanova. Desde entonces viene siendo la capilla del Santísimo.
La iglesia, de estilo gótico tardío en su interior, tiene bóvedas de crucería y en ella pueden contemplarse numerosas tallas de interés, algunas de las cuales fueron realizadas por tallistas e imagineros socuellaminos, como la construida entre 1775 y 1795 por José Castell.
A finales del XVII se lleva a cabo una gran reforma en el templo, construyéndose entonces la torre, cuyas obras terminaron en 1750. Un accidente la destruyó y sería reconstruida de nuevo a mediados del siglo XX. En la sacristía se mantiene el artesonado original del siglo XVII. Sin embargo, de la sillería solo quedaron unas pilastras con las que se construyeron los armarios que se pueden ver en la misma sacristía.
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