Al igual que los molinos harineros, estas fábricas estaban íntimamente relacionadas con el sector agrario y alimenticio, incorporando nuevas tecnologías según las crecientes demandas locales y comarcales.
En Miguelturra, la primera y última fábrica de harinas que hubo fue la registrada en 1925 con el nombre de «Fábrica de harinas La Estrella», situada en la Calle Botija. Con su apertura se crean numerosos puestos de trabajo de los que se beneficiarán muchas familias de Miguelturra.
La producción diaria se estimaba en 10.000 kg. de harina molida, triturandose todo tipo de grano: trigo para consumo humano y, en otro molino, cebada, panizo y diferentes cereales para pienso de ganado.
Durante los 20 años que la fábrica se mantuvo abierta, ésta pasó por distintos avatares, algunas de mayor prosperidad y otras con muchas vicisitudes como las variaciones del trigo o la Guerra Civil y sus consecuencias.