Aquí podemos apreciar el valle de Alcudia en todo su esplendor. Este mirador se trata de un punto estratégico en el que podemos observar la naturaleza y la sierra en sintonía.
Nos encontramos en el cerrillo, lugar en el que se puede apreciar perfectamente el pueblo y ver por qué se llama El Hoyo. La primera constancia que hay del municipio es en el catastro del Marqués de Ensenada (1751-1752). Las primeras casas estaban distribuidas en varios parajes como el cerro San Ildefonso, el Palomar y la Atalaya, eran casas aisladas y sin orden
concreto; no había calles y eran unas 43 casas aproximadamente habitadas por 184 vecinos (89 mujeres y 95 hombres). Fue en 1763-1764 cuando se construyó la iglesia que hoy conocemos y alrededor de ella se fue construyendo el actual trazado urbano. En 1833 se construyó, con la colaboración de los vecinos, el cementerio. La gente vivía del labrado de sus tierras, sacando el corcho, haciendo leña, haciendo picón, cogiendo bellota, cazando y dedicándose a la reforestación de pinos.
En 1930, con el auge de las minas, El Hoyo alcanzó su mayor población con 1015 habitantes, que con el cierre de las minas fue decayendo. Es en esta época cuando se construye la carretera de El Hoyo a Mestanza, allá por 1920. A principios de 1939 los grandes temporales destruyeron el puente que había llamado “el puente colgao” y la población quedó semi-incomunicada, hasta que, en 1956, el gobernador inauguró un vado construido sobre el río. Esta construcción sirvió hasta 1971, año en el que se construyó el puente.
Detrás del pueblo podemos ver el cerro de la Cabañuela y el Palomar, a la izquierda, la Atalaya. A la derecha del pueblo encontramos el cerro de San Ildefonso, a espaldas de estos, el cerro del Montón de Trigo y, al fondo, el Peñón de Ambroz, ya en Andalucía (Andújar).
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